martes, 22 de noviembre de 2016

En busca del Santo Grial

En busca del Santo Grial
POR STEPHANIE MANRÍQUEZ




¿Cómo podemos entender el valor absoluto de un disco de vinilo? ¿A qué se le considera una rareza musical? ¿Y hasta qué punto puede llegar un coleccionista para obtenerla? Tal vez podríamos comenzar analizando esta declaración hecha por Moe Arroyo, soulera, chicana y coleccionista de 45s, en el reportaje Lowrider Oldies publicado en waxpoetics no.49:
“Por una semana podría alimentar a mi familia con arroz y frijoles:
— ¿Dónde esta la carne, mamá?
— No nos alcanzó para carne. ¡Mamá compró un record!”
El mundo de los coleccionistas de música en vinilo no se inició hace tres o cuatro años; ha sido una cruzada para quienes nacieron en su cuna – tomando en cuenta que el disco ha existido por más de un siglo. Es un deleite costoso y de largo plazo. Paciencia y audacia se requiere para estar al acecho de rarezas, al acecho del Santo Grial; cada coleccionista tiene un wish list, con sus más preciadas rarezas a encontrar que suelen ser una edición original, una primera edición, una edición limitada, un white label álbum (discos publicados por ningún sello o una copia promocional; no llevan ningún rótulo, inscripción o crédito), EPs o sencillos de 7’’(45s).
“Así es como se hace, y no importa el precio” – terminaría diciendo Arroyo y eliminando de su lista alguna rareza Northern Soul, proveniente de algún distribuidor europeo independiente.
Los records más cotizados en la historia del disco parecen ser aquellos de los que se habló muy poco, que jamás se supo de su existencia hasta recientemente o que cargan con mitos y leyendas. Ejemplos incluyen la venta por 525 mil dólares de la copia autografiada a Mark David Chapman por John Lennon de Double Fantasy – Capitol, 1980 –de John Lennon & Yoko Ono, cinco horas antes de que este lo asesinara; o por 180 mil dólares de la única copia existente del sencillo That’ll Be the Day/In Spite of the Danger, de The Quarrymen– 78 RPM, white label, 1958–, primer proyecto creado por Lennon antes de la formación de los Beatles.
Un disco es un legado musical, un patrimonio. Un disco que desaparece jamás se vuelve a escuchar. Por tanto, los ávidos coleccionistas se han convertido en archivistas, protectores y arqueólogos musicales de estos finos artefactos surcados y su misión es compartir rarezas y expandir los repertorios musicales de una audiencia conocedora y no tan conocedora, mediante programas de radio, fiestas, reportajes, ferias de discos y, gracias a la accesibilidad del internet, en redes como Facebook, Instagram, Vine, Youtube y comunidades especializadas como Discogs, ebay, popsike.com, entre muchas otras.
En mi opinión, el hecho de compartir y/o abandonar el vinil en algún tianguis o mercado de pulgas, en alguna venta de garaje, en tiendas de segunda mano o inclusive abrir las puertas de tu casa a algún desconocido cazador o extranjero ambulante, ha hecho que este se preserve. Existen coleccionistas cazadores de vinilos en bruto, que su idea de compartir es mediante la reedición de materiales perdidos o inéditos.
El rescate del disco extinto es una campaña global para rendirle tributo y garantizar su posición dentro del mapa musical. La reedición es para muchos coleccionistas la última esperanza de obtener aquel material que han buscado por años. Tal es el caso del descubrimiento de una banda peruana de garage-punk de los 60 llamada Los Saicos por Munster Records o la reedición del disco debut Rockabilly, 1957, de Los Locos del Ritmo por Electro Harmonix.
Las disqueras independientes dedicadas a este mercado rebuscan los orígenes de la música desde el funk, soul, R&B, jazz, pasando por la psicodélica, rock, garage, punk, hasta el afrobeat, cumbia, boogaloo, tropicalia, salsa, entre otros géneros. Dentro del mundo de la reedición las disqueras más reconocidas pudieran ser: Munster Records, Vampisoul, Vinilísssimo y Electro Harmonix en España; Soul Jazz Records y Soundway Records en Inglaterra; Número Group, Lion Productions, Light in the Attic Records y Secret Stash Records en Estados Unidos.
Idealmente, el proceso de la reedición independiente comienza con el propósito de rescatar un disco extinto, para ello, hay que llegar a su fuente original o máster. Pero si un disco se caracteriza por su rareza, un máster es aún más, ya que estos quedaron rezagados por las disqueras ya inexistentes en el rincón de un sótano; muchos otros másteres migraron y/o huyeron de su país por políticas internas, por la mala distribución de materiales, al no tener éxito por estar muy adelantados a su época o simplemente porque nunca se les dio la oportunidad de reproducirse, recordemos el caso del Sugar Man, Sixto Rodríguez.
El siguiente paso es ético: rastrear a los dueños o artistas a fin de no caer en un acto de piratería; la importancia de este paso es lo que distingue a la reedición, ya que al hacer contacto directo con los creadores, el álbum a crear se convierte en un documento histórico, contextualizado social, política, cultural y musicalmente. Las reediciones en vinilo se caracterizan, además de por su rareza musical integrada, por incluir tracks jamás antes escuchados, biografías, narraciones y anécdotas de dichos artistas, grupos o bandas, distintas fotografías de ellos en su época, y en la mayoría de las veces se reproduce el arte original en carátula.
Número Group reside en Chicago y se ha dado a conocer por reediciones en los géneros soul, latin, rock y experimental. Realizó la compilación Salsa Boricua de Chicago la cual se valora por el enriquecimiento cultural – no por la calidad de las bandas, según conocedores – que aportaron Carlos Ruiz y su sello disquero Ebirac, en los años 70 en la comunidad de Humboldt Park en Chicago, cuando el apogeo de la salsa se encontraba en Nueva York y/o en Miami. Los dos LPs vienen acompañados de una guía escrita y fotográfica de 60 páginas que aterrizan la presencia de la música puertorriqueña en esta ciudad.
Existen ideas divididas sobre el valor que se le adjudica a una rareza de coleccionistas; existen los puristas que respetan lo original, los sonidos monofónicos, la nitidez del disco, los estragos del tiempo sobre su portada; y su lealtad no se quebranta aunque un disco les cueste todo su salario semanal. Otros muchos agradecen a la reedición el descanso de su búsqueda; podrán proseguir con el siguiente material en su lista y tal vez se ahorraron unos cuantos miles de dólares al no haber conseguido el original. Y para el resto, encontrar la diferencia entre pagar 20 dólares vs 2 dólares es un albur que están decididos a tomar, un disco encontrado en una tienda de segunda, maltratado pero que el track deseado se escuche tal cual a una reedición libre de imperfecciones que haya perdido ese espectro auditivo especial al haber sido masterizado. No importa cual sea tu caso, hay muchas rarezas que están a la espera de ser descubiertas y/o reeditadas. No tires o abandones tus discos, recuerda que El Disco es Cultura.

*************************************************
Agradecimientos, por el apoyo con este texto, a Charly García y Edgar Baca, coleccionistas de música en vinil y parte del colectivo musical (((SONORAMA))), que promueve rarezas latinoamericanas de las décadas de los 60 y 70 (www.sonoramachicago.com).

fuente original: http://contratiempo.net/2014/03/en-busca-del-santo-grial/

No hay comentarios:

Publicar un comentario